sábado, 15 de marzo de 2014

PACTOS DE ESTADO PARA LOS GRANDES PROBLEMAS

                        Son palabras de Ricardo Blázquez, flamante Presidente de la Conferencia Episcopal, no exentas de razón. “Necesitamos pactos de Estado para los grandes problemas de España” es la frase exacta. Yo añadiría que, si no de Estado, al menos, pactos a secas para resolver los problemas en general. Lamentablemente no suelen ser pródigos ni los de Estado, ni el resto, salvo cuando hay algún asunto en el que los “pactantes” tienen algo que ganar concretamente, como, por ejemplo, los miembros del CGPJ que, más que un pacto político, parece una transacción.
            Pacto de Estado para resolver un asunto tan grave como el de la inmigración irregular que en lo que va de año crece y crece sin cesar en paralelo al hacinamiento posterior en los centros de acogida temporal. En lo que va de año, han entrado nada menos que 1080 inmigrantes, sólo por Melilla, donde, por cierto, se acaba de desarticular una red de captación de yihadistas para enviarlos al infierno de Siria, con la detención de siete sujetos que formaban parte de una célula terrorista dirigida por un español. Como ven, dónde menos te lo esperas, salta la liebre.
            Y pacto, si no de Estado al menos de caballeros, para, una vez conocida la propuesta de los expertos, diseñar una verdadera reforma fiscal en beneficio de todos los españoles. No es tarea fácil ya que la fiscalidad tiene una real carga ideológica, pero también es cierto que, hoy por hoy, casi todo está descubierto y, en vez de dar bandazos demagógicos entre gobierno y oposición para hacer casi lo mismo cuando se alternan en las tareas gubernamentales, sería bienvenido un intento serio de colaboración en el diseño de un modelo fiscal adecuado a nuestras necesidades generales. De momento se está a tiempo, sólo se ha avanzado el informe, supuestamente técnico, de lo que hay que hacer. Ahora no se trata de vender burras al mejor postor, sino de aportar propuestas, serias y razonadas, teniendo en cuenta que el objetivo final no es recaudar menos (las circunstancias exigen incluso recaudar más), sino mejor, lo que nos lleva a la conclusión de que, al menos globalmente, no se trata de rebajas fiscales aunque éstas si puedan darse en aquellos sectores más perjudicados de la sociedad. En definitiva, si se rebaja el IRPF, subirá el IVA u otros impuestos especiales, tal como proponen los expertos. Si la iniciada polémica al respecto sirve para aportar distintas soluciones para conseguir el objetivo final, bienvenida sea, pero si va a servir, como parece, para la queja particular de carácter demagógico sin aportar solución alguna, estaremos haciendo un flaco favor a toda la ciudadanía. Ya aparecen reservas sobre las consecuencias para las CCAA de una previsible unificación del tipo máximo de IRPF, así como reticencias al respecto. . . esperemos que en su momento, la queja sin más se sustituya por la pertinente propuesta compensatoria.
            Pactos internacionales para evitar que Ucrania se convierta en un polvorín a punto de estallar. La mecha ya está activada y la celebración del ilegal referéndum en Crimea es inminente, mientras la vía diplomática fracasa y el Parlamento de Ucrania acaba de votar la disolución de la Asamblea Popular de Crimea, la cámara legislativa regional. 
            Entretanto sigue el misterio del avión fantasma. Malasia confirma que el avión fue desviado de su ruta deliberadamente, alguien desconectó los sistemas de comunicación, según dice el primer ministro malasio, mientras el radar apunta a que se dirigía a la India. Cualquier hipótesis es válida, aunque lo increíble es que durante tantos días no se tenga el mínimo indicio de lo que pueda haber sucedido y nadie se explique que haya podido viajar durante horas sin ser detectado y sin que a día de hoy no haya ni el más mínimo resto del mismo ni se sepa dónde está. ¿Secuestro? ¿accidente misterioso? ¿arte de magia?.....y en pleno siglo XXI. Inexplicable.
            Más explicable y sensato es que el fiscal esté decidido a recurrir la sentencia sobre el “caso Malaya”, las “microcondenas” así lo exigen y la ciudadanía así lo espera. Si, en su día, ya manifesté mi frustración porque los chorizos que saquearon Marbella se fueran de rositas, hoy manifiesto mi deseo y esperanza, como supongo que la de la inmensa mayoría de españoles, de que finalmente se haga justicia con mayúsculas. Tolerancia cero con los corruptos, el cáncer más grave de nuestra sociedad. Sus víctimas así lo exigen. Y sus víctimas somos todos. ¿Hacemos un pacto de Estado para erradicarlo? Esa es la cuestión.

                                               Jorge Cremades Sena

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