domingo, 24 de mayo de 2015

24-M

                        Puede que la fecha pase desapercibida, como la de otras tantas elecciones autonómicas y locales, o que quede en la memoria colectiva, para bien o para mal, durante muchos años, como sucediera con aquellas elecciones municipales del 12 de abril de 1931, que determinaron el advenimiento de la Segunda República Española. En efecto, si en aquellos momentos las expectativas desbordaron todas las previsiones, las elecciones autonómicas y locales que se están celebrando hoy nada tienen que envidiarle al respecto. Como entonces se ha hablado de acabar con la vieja forma de hacer política, de la necesidad de un cambio sustancial, de una especie de pulso entre la nueva política y la vieja política que medirán sus fuerzas en las urnas, de un nuevo ciclo político que se inicia hoy dominado por los pactos, del fin del bipartidismo tradicional, de si decidirán los jóvenes o los viejos como si fueran ajenos a una misma sociedad… en fin, de tantas y tantas especulaciones que, al final, puede que quede el asunto reducido a nada o puede que tras ellas se dé una verdadera revolución (en el sentido de cambio radical) que ponga todo patas arriba. Pocas horas quedan para saberlo. Lo cierto es que 35.104.986 ciudadanos, casi ocho millones de ellos todavía indecisos, están llamados a las urnas para decidir el futuro gobierno de 13 autonomías y de 8.122 municipios, en los comicios más inciertos y, probablemente, más trascendentales desde que se consolidara aquella transición ejemplar (hoy puesta en cuestión por algunos) de tránsito sensato y pacífico de una dictadura a una democracia homologable con las más rancias democracias europeas. No sé si serán los mayores de 44 años (su voto representa el 62´7% del censo) quienes decidan hoy el futuro de España, ni si serán finalmente los indecisos quienes, acudiendo en masa, den un vuelco a las previsiones, ni si el resultado mide o no la voluntad de cambio de los españoles, sólo sé que, por el bien de todos, todos debiéramos ir a votar, pues nuestro sistema democrático así lo requiere.
            Tampoco sé, como dicen algunos, si al final Rajoy optó por asumir la agresividad del discurso de Aznar para intentar frenar a Rivera, ni si, en todo caso, dicha agresividad sirve o no de freno, ni si Sánchez se juega su futuro y la hegemonía de la izquierda frente a Podemos, sólo sé que, por el bien de todos, todos debiéramos llenar las urnas de votos para decidir nuestro futuro.
            Entretanto se publica que los Mossos acusaron a la Policía Nacional de “aumentar el riesgo de atentado terrorista” (sería algo así como poner a los zorros cuidando el gallinero); que Fiscalía ve “delitos de lesa humanidad” en los crímenes de ETA, abriendo la puerta a juzgar a dirigentes sanguinarios por esta figura penal, aunque no por genocidio (¡y qué hacen que no los juzgan ya?); y que los Pujol se negaron a entregar a Hacienda los datos sobre su patrimonio (es obvio que Hacienda somos todos, pero unos más que otros).
            Y en temas del exterior, mientras los iraníes aprenden a vivir con el mundo a la espera del final de un aislamiento de 36 años tras el acuerdo nuclear, Irlanda, en una consulta popular sin precedentes, dice “sí” a las bodas o matrimonios gays. ¿Qué pensarán del asunto los iraníes? ¡Ah, y Suecia ganó por sexta vez el festival de Eurovisión mientras España queda en el puesto 21! ¿Cambiará esta situación si se produce finalmente el cambio del que hablan los políticos en España? Misterios sin resolver.
            En cuanto a los deportes se refiere, Contador vuelve a dar un golpe de mano en el Giro en la contrarreloj proclamándose nuevo líder del mismo tras su caída del otro día. Y, en fútbol, finalizada la Liga BBVA, Atlético Madrid y Valencia, acompañarán a Barça y Real Madrid en la Champions, mientras que Eibar y Almería acompañarán al Córdoba en su descenso a la Liga Adelante. ¡Enhorabuena a los triunfadores y ánimo a los perdedores!

                                                Jorge Cremades Sena

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