sábado, 23 de mayo de 2015

QUIEN NO VOTE PP…

                        Es la conclusión final de Rajoy para finalizar la campaña electoral: “Quien no vote PP puede estar votando al PSOE sin darse cuenta”, mientras Sánchez pide a la izquierda que no se divida, es decir, que le voten al PSOE, y Rivera apela al “cambio sensato” frente a Pablo Iglesias. Para algunos lo que hace Rajoy es azuzar el miedo contra una alianza PSOE, C´s y Podemos como acicate para que apuesten por él y su partido, para otros es simplemente advertir de lo que puede suceder si, tal como dicen las encuestas, los populares serán la fuerza más votada pero sin mayoría absoluta o suficiente como para hacerse con el poder. La realidad es que se trata de una estrategia, como otra cualquiera, para intentar lograr un resultado favorable, que, simplemente se desmontaría, si los partidos citados hiciesen una declaración solemne de que el supuesto tripartito, con las tremendas diferencias ideológicas entre ellos, no tendría lugar en ningún caso, pero éstos utilizan la ambigüedad como estrategia sobre ese supuesto “frente popular”, que denominan algunos, necesario para echar al PP del poder. No extraña pues que Rajoy apele al voto de la estabilidad, advirtiendo de que no se puede “experimentar con la recuperación y los intereses de los españoles”, frente a ese voto genérico del “cambio” por el cambio sin más que no necesariamente supone que sea un cambio a mejor, justo cuando se vislumbran mejoras, reconocidas por todos, en nuestra economía y en la recuperación económica. Y, frente a ello, el 15-M vuelve a desafiar la ley anunciando una concentración en Sol en plena jornada de reflexión. Es lo que se cuece en este final de campaña que al PP se le ha hecho corta, llegando al 24-M con expectativas moderadas, pero al alza, en la que también repunta Podemos a última hora en detrimento del PSOE (de ahí que Sánchez apele a la unidad de la izquierda) y de Ciudadanos, que no ha sido capaz de sacar el rédito esperado en el sprint final electoral con ciertas meteduras de pata por llamarlo de alguna forma. Y así se acerca el día clave, mañana, en el que con toda seguridad el voto joven será decisivo para consumar el cambio que preconizan algunos, mientras otros se preguntan “¿pero qué cambio?” ya que, a todas luces, nada tiene que ver el que propone Podemos con el que defiende Ciudadanos, PSOE o IU. Los españoles tienen mañana la última palabra.
            Y mientras Madrid y Barcelona han copado la atención en la recta final de la campaña ya que ambas ciudades, según las encuestas y los posibles pactos post-electorales, pueden experimentar un vuelco muy significativo, más de 200 ayuntamientos catalanes declararán la independencia tras el 24-M y de cara a las próximas elecciones generales (o a las catalanas si es que se convocan antes), con lo que, justo pasado mañana, ya tenemos el espectáculo montado que según los resultados y la solidez de los gobiernos locales y autonómicos que puedan establecerse, sin duda puede tener trazos cómicos, dramáticos o trágicos. Entretanto, mientras la vicepresidenta Soraya defiende a Montoro y avisa a Esperanza de que antes de acusar hay que saber quién filtró su renta, la UDEF cree que Oleguer oculta más patrimonio en Andorra… si compró por 339 euros la mitad de una empresa titular de 2´6 millones, no me extraña nada, absolutamente nada, ni siquiera la inmensa fortuna que se le atribuye, ¡así, cualquiera!
            Para finalizar, fuera de nuestras fronteras destaca que el Estado Islámico sigue su avance en la frontera entre Irak y Siria (y nadie lo para; esperemos que tal como sucediera con Hitler cuando el mundo despierte no sea demasiado tarde); que las FARC suspenden la tregua en Colombia (otros que tal bailan); que Monseñor Romero será hoy beatificado y la asistenta del obispo salvadoreño revela que él “sabía que lo matarían” (él y todo el mundo en aquel El Salvador sangriento); que la presidenta argentina inaugura un gran centro cultural dedicado a su marido, 250 millones para que la memoria de Kirchner prevalezca (otra ocurrencia más de la dama); y que Brasil inaugura una era de austeridad, anunciando el Gobierno un ajuste de 23.300 millones de euros (y es que, lo he dicho mil veces, “lo que no puede ser no es y además es imposible” por más que algunos, incluida Dilma Rousseff, la presidenta brasileña, se empeñen en prometer lo contrario).

                                                Jorge Cremades Sena

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