jueves, 3 de marzo de 2016

NO; N, O… ES NO



                        Más o menos lo que le dijo Sánchez a Rajoy, tras ganar éste las elecciones del 20-D sin mayoría suficiente y perderlas él de forma estrepitosa, es lo que acaba de decirle ahora el Congreso al líder socialista sobre su autopretendida investidura. El “no” de Sánchez a la propuesta de gran coalición de Rajoy, aclarado con el famoso “no; n, o… es no”, por si al líder popular le quedaba alguna duda, es lo que el pleno del Congreso de Diputados le dice a él y a su acuerdo insuficiente con Rivera (sólo siete escaños más entre los dos de los que tiene el PP por sí solo) tras finalizar el más esperpéntico debate de investidura de toda la historia de nuestra democracia reciente, pues la Cámara ha rechazado la investidura de Sánchez nada menos que por 219 votos en contra, sólo 130 a favor y una abstención. Es decir que en todo este tiempo Sánchez sólo fue capaz de sumar a sus noventa escaños los cuarenta de Rivera a pesar de sus autoproclamas como negociador y sus descalificaciones a Rajoy precisamente por su incapacidad para encontrar socios y poder gobernar. Pero lo más grave (ya que en el peor de los casos se vuelve a convocar elecciones y que decidan los ciudadanos de nuevo) no es que Sánchez sea pionero en pretender ser investido sin ganar las elecciones, en negarse a dialogar con el partido más votado desde el primer día, en tener los peores resultados electorales de toda la historia del PSOE, en ensimismar a los ciudadanos con la posibilidad de un gobierno progresista de izquierdas, que no eligieron los españoles, y pactar después con Ciudadanos, vendiendo su proyecto con otros diversos nombres…. ni en otros tantos despropósitos por el estilo del líder socialista; lo más grave es que su empecinamiento personal, a nivel interno de su partido y a nivel político en general, siendo un claro perdedor electoral, se haya basado en descalificaciones personales ya desde la campaña de elecciones, en artimañas para pactar con todos a la vez (menos con el PP que es con quien en todo caso habría que pactar para un gobierno estable y sólido, matemáticamente posible), engañando a tirios y troyanos, en elogios o desprecios a sus contrincantes según iba la negociación con ellos y, en definitiva, en comportamientos incoherentes e irresponsables, tanto de él mismo como de su comparsa de palmeros, que han convertido el deplorable debate de investidura en un sucio espectáculo, preñado de insultos personales, de golpes bajos, de trucos de trileros y de tantas otras mañas de pícaros (todo menos un debate de política con letras mayúsculas) que lo convierten en el más duro, que no profundo, de todos los debates habidos hasta la fecha y, en definitiva, para nada positivo, sino para dificultar aún más las posibilidades de un acuerdo futuro de gobernabilidad.
            En efecto, algunas de las perlas del debate, por parte de unos y otros, no dejan lugar a dudas, alejando de momento toda esperanza de una investidura de Sánchez. El PSOE y Ciudadanos son incapaces de sumar ni un solo voto para su supuesto acuerdo de gobierno, Rajoy renuncia a cualquier intento de aproximación y califica de “farsa” la sesión, mientras Iglesias rompe los puentes con los socialistas con una serie de graves acusaciones y ensañados ataques. Y Rivera, que, a mi juicio se equivocó al desviarse de su inicial propuesta de gran coalición pactando sólo con Sánchez, se sigue equivocando al invitar a los dirigentes del PP a “tener el coraje” de romper con Rajoy, metiendo las narices en los asuntos internos de un partido ajeno cuando en el suyo ya tiene bastante tarea por delante que arreglar. Y Sánchez, que además es pionero y hace historia, como el candidato a presidente con menos votos a favor, queda noqueado por Rajoy e Iglesias, al extremo de que el líder podemita, en su habitual exceso verbal, ataca incluso a Felipe González resucitando la “cal viva” de los GAL en su sucio ataque a cara de perro contra Sánchez. Así, sustituyendo las propuestas políticas por mera basura verbal, el ataque de Iglesias a Felipe rompe puentes con el PSOE, mientras Rivera evidencia su veto a Rajoy (a pesar de que en su primera reunión con él tras las elecciones le pareció razonable su oferta de gobierno de gran coalición) y aleja cualquier posibilidad de acuerdo futuro de gobernabilidad.
            En cuanto a otros asuntos cabe destacar que Urdangarín declara en el “caso Nòos”  que sus impuestos y los de la Infanta los supervisaba el asesor de Juan Carlos I ya que su yerno “no daba un paso sin hablarlo con la Casa del Rey”; que febrero deja otros 63.300 nuevo empleos; y que en EEUU el supermartes consolida al millonario Trump y Clinton se destaca entre los demócratas.
Jorge Cremades Sena

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