lunes, 10 de mayo de 2021

SIN ESTADO DE ALARMA….¿Y AHORA, QUÉ?

 

                    Finalizó por fin el estado de alarma, pero no el coronavirus, que sigue haciendo estragos diariamente. Y finalizó el estado de alarma sin que el Gobierno, en contra de lo que prometió en su día, haya diseñado una cobertura legal apropiada para que las distintas CCAA puedan adoptar las medidas restrictivas necesarias para afrontar la pandemia con cierta eficacia, dejando en los jueces las decisiones que cada gobierno autónomo decida a su buen entender. ¿Tanto costaba elaborar una normativa y consensuarla en el Congreso de los Diputados en vez de dictar un decreto que a la postre deja en manos del Tribunal Supremo revisar las restricciones que cada autonomía adopte o pretenda adoptar? En fin, incomprensible. No en vano el Supremo critica dicho decreto del Ejecutivo, que deja en sus manos las restricciones por el covid, y en un informe ve “problemas de constitucionalidad” y cuestiona que se sitúe a los tribunales como “copartícipes” de decisiones políticas que no les corresponde pues los jueces están simplemente para dictaminar si las decisiones tomadas se ajustan a la ley o no (lo que falta es esa ley). Y en esta situación, como no podía ser de otra forma, nada más finiquitado el estado de alarma ya aparecen decisiones judiciales dispares, pues, mientras los jueces niegan el toque de queda en Euskadi lo avalan en Valencia o Baleares. Así, ante la desidia de Sánchez, se avecina el caos normativo con las CCAA divididas entre el cerrojazo y la libertad en ausencia de un paraguas legal común que ampare sus decisiones, mientras once provincias españolas están aún en máximo riesgo ante el fin de las restricciones, con lo que cada autonomía y cada tribunal de justicia autonómico regula a su buen entender su propio escenario con el riesgo de conformar un caótico mapa de restricciones y libertades a lo largo y ancho de todo el territorio español con diecisiete supuestos diferentes para hacer frente a la pandemia. España sale pues del estado de alarma con euforia, pero también con dudas e inquietud, esperanzada en que durante los próximos meses se marque el declive de la pandemia gracias a la vacunación pero en medio de incertidumbres jurídicas y con riesgos de rebrotes que, de ser alarmantes, pueden propiciar consecuencias políticas de envergadura para los responsables de semejante desaguisado. De momento, los españoles ya pueden moverse por todo el país con restricciones puntuales, aunque nueve millones de ellos sigan con toques de queda y el resto no, con lo que, al extinguirse el mismo las grandes ciudades se llenan de gente nada más extinguirse dicho toque de queda en las mismas. Y mientras las CCAA disponen de miles de vacunas de AstraZeneca almacenadas y sin utilizar, exigiendo al Gobierno que les permita utilizarlas en menores de 60 años previo consentimiento, una pésima noticia: Reino Unido deja a España fuera de la lista de países seguros para viajar en vísperas de un verano sobre el que se vislumbran todavía oscuros nubarrones para el sector turístico, uno de los pilares económicos de nuestra economía. Así las cosas, las fiestas sin control alguno avivan el miedo a más contagios, en tanto que los expertos avisan del riesgo de que el fin del confinamiento nocturno lleve a relajar las precauciones en bares, lugares de ocio y reuniones en las calles o domicilios privados, pues alarma ver como este caótico fin del estado de alarma saca a las calles a una multitud irresponsable, mientras la falta de armas legales deja a las CCAA maniatadas para frenar semejante descontrol en plena pandemia todavía. Y mientras Canarias recurre al Supremo su toque de queda en busca de respaldo, la dejación del Gobierno y la disparidad de los TSJ autonómicos tras el fin del estado de alarma conducen inevitablemente al caos, al extremo de que parece ser que, por fin, el Gobierno se abre a cambiar la ley para suplir el estado de alarma, algo que ya debiera haber hecho tal como prometió en su día.

          Un Gobierno negligente en la gestión de la pandemia pero bastante diligente en la recaudación y subida de impuestos para evitar reducir gastos. En efecto, cuando España es el país que, tras la crisis, tendrá el déficit crónico más alto de la zona euro, el Gobierno de Sánchez no se replantea ni un instante reducir los gastos públicos y sólo se dispone a subir más los impuestos para recaudar más; en definitiva, una subida masiva de impuestos sin bajar el gasto público. Al efecto, envía a Bruselas una subida fiscal que golpeará a las clases medias y bajas para elevar los ingresos públicos con hachazos fiscales al diésel, billetes de avión, gases fluorados, plásticos o residuos, eliminación de beneficios fiscales de los planes de pensiones, aplicación de la tasa Google y Tobin, imposición de peajes en todas las autovías (y en el futuro en el resto de carreteras), incremento de cotizaciones sociales a los sueldos de más de 49.000 euros, revisión de los impuestos de matriculación y circulación, armonización del impuesto del patrimonio y aplicación de un tipo mínimo del impuesto de sociedades….son algunas de las medidas enviadas a Bruselas, para, al final, conseguir 80.000 millones de euros más en recaudación y, entre otras cosas, seguir manteniendo macro-gobiernos, como el actual de coalición, desbordados de asesores, y gastos públicos excesivos. No en vano, los peajes del Gobierno para las autovías ya alarman a los transportistas, que consideran que “encarecerán los alimentos”, y abren un cisma en el propio PSOE y en el Ejecutivo, pues Podemos, socio de Sánchez, censura la medida a pesar de que figura en el Plan de recuperación enviado a Bruselas.

          Todo ello coincide con el vuelco electoral en España que, según los sondeos, ha propiciado el éxito de Ayuso en Madrid hundiendo a Sánchez, quien, según Casado, “ya es un pato cojo, no se fían de él ni en Europa, ni sus socios ni sus barones” y por tanto “hay un cambio de ciclo imparable; el tiempo de Sánchez se ha acabado con la reunificación del centro-derecha”. Seguramente, excesivo optimismo del líder del PP que, no obstante y de alguna forma, avalan las encuestas tras el descalabro del PSOE en Madrid, ya que, tanto SigmaDos como NCReport, auguran un sorpasso del PP al PSOE a nivel nacional. Según SigmaDos el 4-M catapulta a Casado y lo pone por delante de Sánchez por primera vez en tres años, ya que los populares superarían el 30% de votos absorbiendo los de Ciudadanos y arrebatando medio millón de electores del PSOE desencantados; los resultados serían: PP el 30´2% de votos, PSOE 25´7%, Vox 15´2% y UPodemos 13%.  Y, según NCReport, también Casado da el sorpasso a Sánchez y podría gobernar, pues el “efecto Ayuso” daría la victoria al PP que podría sumar mayoría absoluta con el bloque de centro-derecha en la horquilla más alta, mientras en la izquierda Más País se consolida como única fuerza que crecería en votos y escaños ante el fuerte retroceso de Podemos y PSOE; los resultados serían: PP 26´9% de votos y entre 109-111 escaños, PSOE 26´1% y 106-108, Vox 17´1% y 59-61, UPodemos 9´9% y 23-25, ERC 3´4% y 13, JxCat 2´3% y 8, PNV 1´5% y 6, Más País 3´7% y 5-7, EHBildu 1´3% y 5, Ciudadanos 2´8% y 1-2, y Otros 3´5% y 10.

          Vuelco electoral o no, lo cierto es que el 4-M, de momento, ha abierto la batalla por el poder en el PSOE de Madrid y de Andalucía. En Madrid, Gabilondo y Franco dimiten (o son “dimitidos”) de sus cargos y en Andalucía Susana Díaz irá a primarias, mientras Sánchez comunica al partido que descarta un adelanto electoral. Y es que Sánchez admite su fracaso en Madrid pero no variará un ápice el rumbo del Gobierno de coalición que le ha llevado hasta aquí; en definitiva, el PSOE reconoce el naufragio de su “proyecto político” en Madrid (es Ferraz quien diseñó la estrategia, la campaña y la candidatura en los comicios autonómicos madrileños), mientras Gabilondo renuncia a ser diputado y Franco a seguir liderando el partido en la región, convirtiéndose en chivos expiatorios de un fracaso del que no son los responsables. Pero Sánchez, con tal de quitarse el muerto de encima, busca más culpables e inicia un expediente de expulsión del partido a dos históricos del socialismo, Redondo Terreros y Leguina, quien afirma que “Moncloa ha utilizado a Gabilondo como a una marioneta”, “yo soy un socialdemócrata, no he votado a Díaz Ayuso”, “el Gobierno estaba detrás de una moción de censura para Madrid, eso no es decente, caray”, “Pedro Sánchez ha mentido y esas cosas se pagan” y, sobre el expediente de expulsión, añade “me enteré por la prensa”, convencido de que si le echan del partido ya volverá cuando se vaya Sánchez, quien, según otro histórico socialista, Tomás Gómez, “deja como patrimonio purgar a los buenos socialistas”. Por otro lado Susana Díaz anuncia que en Andalucía se enfrentará al candidato de Sánchez en las primarias, lo que amenaza con reabrir las heridas entre ambos dirigentes; Susana simplemente pide juego limpio al Secretario General, aferrándose a la derrota de Sánchez para resistir por lo que se presentará a las primarias andaluzas pese a los intentos de que “se quite de en medio”.

          Pero no sólo bajan las aguas turbias en el PSOE, pues en los demás partidos perdedores de las elecciones madrileñas también cuecen habas. En Ciudadanos, que tira de diez millones ahorrados para compensar las pérdidas y salvar la sede, la desbandada fortalece al PP frente a la izquierda, cuando a la sangría de abandonos se suma la marcha de cuatro diputados de las Cortes Valencianas y de la exconsejera madrileña, Marta Rivera, que apunta como nueva consejera del futuro gobierno de Ayuso. Y en Podemos se desata la guerra por la sucesión de Iglesias, cuyos partidarios “se quieren perpetuar en el poder” y preparan un Vistalegre exprés para que sea Belarra la sucesora y que tutele a Yolanda Díaz, quien anunciará su candidatura a liderar Unidas Podemos en cuanto se convoque el cónclave; una guerra interna revelada en un audio de la número tres de Podemos el 4-M, Vanesa Lillo, quien arremete contra la estrategia de Iglesias en la campaña y desata el pulso en la coalición con la expresa acusación de “sois unas ratas”.

          Por lo que respecta a otros asuntos cabe citar que Pérez de los Cobos pide la restitución inmediata en su puesto; que la banca podrá ampliar las moratorias de los créditos avalados por el ICO; que el PNV controla ya los privilegios de cuarenta etarras; que Zapatero vuelve a Venezuela para ayudar a Maduro en su acercamiento a Joe Biden; que Anticorrupción pide nueve años de cárcel para Jordi Pujol y 29 para su primogénito, solicitando Fiscalía en total 92 años para toda la Familia de los Pujol; que fallece a los 94 años de edad el poeta Caballero Bonald, uno de los últimos supervivientes de la generación de los 50; y que ERC anuncia que gobernará sola pero carece de apoyos pues Junts endurece las condiciones para investir a Aragonés mientras el veto de ERC a los de Puigdemont da alas a una repetición electoral cuando los partidos tienen de plazo para negociar hasta el día 26.

          Y del exterior, destacar que el conflicto social se enquista en Colombia pues lo que comenzó siendo una protesta contra la reforma fiscal, que ha sido ya retirada, se ha convertido en una movilización contra la violencia de la policía; que los líderes de la UE chocan en Oporto por las patentes, que Bruselas, arrastrada por Biden, apoya liberalizar, con el respaldo de Francia, Italia y España, pero con la oposición de Alemania; que Londres y París envían barcos militares a la isla de Jersey por una disputa pesquera desatada en el Canal de la Mancha entre Reino Unido y Francia; y que la victoria electoral de los separatistas escoceses dispara la tensión entre Escocia y Westminster en tanto que Nicola Sturgeon pide a Boris Johnson que “no se interponga” en el camino hacia otro referéndum.

Fdo. Jorge Cremades Sena

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