Es
difícil encontrar ejemplos (y menos aún en los países desarrollados
democráticos) de lo que está sucediendo en España con este insólito desgobierno
que los españoles estamos padeciendo, tal como se ha puesto en evidencia con el
pleno del Congreso de los Diputados en la víspera de la celebración del Día
Internacional de la Mujer para reformar la controvertida ley del “sólo sí es
sí”, cuya aplicación está causando estragos y estupor por las incomprensibles
rebajas de condenas a violadores y maltratadores sexuales, cuando la propia ley,
según el Gobierno, tiene como objetivo, precisamente, proteger a las mujeres de
semejantes monstruos sexuales, lo que demuestra que algo se ha hecho mal en la
elaboración de dicha ley y que, por tanto, se ha de reformar sí o sí, lo que,
por fin (más vale tarde que nunca), ha llegado a entender el sector mayoritario
socialista del gobierno (o desgobierno) pero no el sector radical morado del
mismo y sus aliados de investidura quienes, autoproclamándose infalibles,
prefieren “sostenella y no enmendalla”, lo que explica, una vez más, que cuando
los radicalismos fanáticos (sean de izquierdas, de derechas o mediopensionistas)
alcanzan el poder sólo traen ruina, frustración y desgobierno, viéndose
obligados finalmente para seguir gobernando a recurrir al totalitarismo para
imponer como sea a la sociedad, compleja y variable, su peculiar minoritaria
forma de ver la vida, es decir, su verdad absoluta. En efecto, la toma en
consideración de la reforma de la controvertida ley a instancias de una
proposición de ley del grupo socialista ha salido adelante en la Cámara Baja
por 231 votos a favor (del PSOE, PP, Ciudadanos y algunos aliados minoritarios
de la investidura), 56 en contra (de UPodemos, socios del Gobierno, y de ERC y
Bildu, esenciales sostenedores del Ejecutivo de coalición) y 58 abstenciones
(entre ellas la de Vox) tras un bronco e insólito debate entre la parte socialista
del Ejecutivo y la parte populista del mismo, con la bancada azul del Congreso
sin ningún ministro socialista, ni el Presidente del Gobierno, y sólo con las
ministras radicales Irene Montero e Ione Belarra haciendo acto de presencia, lo
que demuestra una doble división irreconciliable en el Ejecutivo: la del sector
socialista con el sector podemita y, dentro de éste, la del sector populista de
Belarra con el sector comunista de Yolanda Díaz. Ya ven, un insólito
desgobierno que en cualquier otro país democrático se resuelve con ceses
inmediatos de los ministros díscolos o con voluntarias dimisiones de los
mismos, pero que aquí, en España, para mayor bochorno y rabia de los
ciudadanos, en vez de resolverse se eterniza porque resolverlo supone romper la
coalición y, obviamente, renunciar al chollo de seguir en el poder. Así las
cosas, el PSOE se harta de la “impresentable” Irene Montero pero Sánchez no la
cesa (ni ella dimite al quedar desautorizada), entre otras cosas no la cesa
porque carece de autoridad para ello, pues cuando firmó la coalición con Pablo
Iglesias no se especificó que, una vez presidente, es él el responsable de
nombrar y cesar ministros (todos los ministros y no sólo los socialistas), ni
se elaboró un programa de gobierno común para garantizar la gobernabilidad, ya
que simplemente se hizo el cálculo matemático para obtener una pírrica y
variopinta mayoría de investidura, sostenida a lo largo de la Legislatura a
base de cesiones a los grupos más minoritarios e intransigentes que han hecho
valer sus minoritarias propuestas a base de chantajes y amenazas de romper la
baraja….. Y de aquellos polvos, estos lodos. Lo insólito en Europa no es un
gobierno de coalición, sino todo lo contrario, lo insólito es este gobierno “Frankestein”,
que dijera el socialista Rubalcaba, y con el que, según Sánchez, “no dormiría
tranquilo”; acertó a medias el hoy Presidente, pues la realidad es que con semejante
insólito desgobierno quienes no pueden dormir tranquilos son la mayoría de los
españoles.
Y
tras este espectáculo bochornoso e insólito en el Congreso de los Diputados,
con acusaciones y descalificaciones mutuas entre miembros del mismo gobierno,
se celebra el 8M con Podemos acusando al PSOE, su socio gubernamental, de “traicionar
a las mujeres” por reformar la ley del “sí es sí” con la derecha, mientras Ferraz
considera que “se han roto todos los puentes” entre los socios gubernamentales
y el PP carga contra Moncloa por no cesar a la ministra Montero. Un feminismo
roto y dividido que, no obstante, exhibe su fuerza, a pesar de la fractura política,
y llena las calles de los pueblos y ciudades de España pero manchado por la
intransigencia de los radicalismos excluyentes que sólo entienden como válido
su exclusivo modelo de entender la lucha por la igualdad y la liberación
definitiva de la mujer, tachando de fachas a quienes, incluidos los
socialistas, no se plieguen a su pensamiento único, y provocando una indeseable
división de la izquierda, con el PSOE advirtiendo a Podemos de que “se va a
cargar el Gobierno” (como si éste existiera) y con Montero y Belarra ignorando
la orden de Sánchez de frenar la “escalada dialéctica” y exigiéndole que “rectifique”
ya que “el que rompe, paga” (como si se tratara de un juego de niños), mientras
ministros socialistas y podemitas van por separado para evitar la foto. Así las
cosas, se desata una cierta alarma en el PSOE ya que sólo puede superar esta
crisis con el auxilio de Feijóo, pues Iglesias, el jefe emérito del sector
podemita del Gobierno en la sombra, está decidido a llevar su “no” a revisar el
“sí es sí” y Génova está dispuesta a retirar su apoyo en la votación final si
los socios, después de todo el espectáculo, enmiendan la reforma, lo que pone a
Sánchez entre la espada y la pared. Entretanto se sospecha en los registros
civiles una posible avalancha de hombres pidiendo un cambio de género en su DNI
con la Ley Trans (otra de las leyes causantes de discrepancias profundas entre
socialistas y podemitas….con la derecha ya ni te cuento) si ello les aporta
sacar provecho pues sólo se requiere solicitarlo para pasar de ser oficialmente
masculino o femenino (milagro de la verdad absoluta de la izquierda radical),
que no hombre o mujer, cuando, en el asunto de cambio de sexo, Ayuso se dispone
a acotar dicha Ley exigiendo al menos informes psicológicos para hormonar a los
menores que quieran someterse a ese tratamiento o a operaciones de cambio de
sexo, que es algo mucho más serio que simplemente cambiar el género en el DNI,
lo que incluso resulta grotesco, pero no pernicioso por su irreversibilidad en
caso de querer volver al sexo que te dio la madre naturaleza. En fin, sin más
comentarios.
Y
en medio de tanta hojarasca política y mediática, sigue el asunto del “caso
Mediador” sobre el que la Comisión Europea ordena buscar irregularidades, pues
la Presidenta del Comité de control que supervisa la gestión de los fondos
reaccionó con “estupor” al conocer la existencia de la trama. Mientas tanto la
Policía rastrea más presuntos amaños de las cenas del Tito Berni (que por la
mañana votaba en contra de la prostitución y por la noche se iba de
prostitutas) para aclarar si de ellas salieron contratos con ayuntamientos o
diputaciones, cuando se conoce que las empresas del ya ex diputado socialista
recibieron 150.000 euros en ayudas y mientras Interior cesa a un coronel de
Tenerife relacionado con el caso y cuatro comandancias admiten obras irregulares
en los cuarteles, en tanto que el empresario “Mon” facturó 3´3 millones a la
Benemérita en reformas….Demasiadas dudas y enigmas por resolver mientras Batet autoriza
que se entregue a la jueza material del despacho de Tito Berni y Marlaska frena
desde junio la investigación de la presunta corrupción en la Guardia Civil,
pues la jueza solicitó a Interior hace ocho meses un perito para revisar las
obras en cuarteles de doce comandancias y casualmente el constructor Tejera de
León, alias Mon, parece ser el nexo entre las obras fantasma en las casas-cuartel
y la trama del Tito Berni. En fin, lo que faltaba para la cuadratura del
círculo.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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