Sus
señorías, nuestros diputados, como si no tuvieran otra cosa mejor que hacer, se
enzarzan en una absurda polémica sobre apoyar o no la patética y esperpéntica
moción de censura presentada por Vox contra el Gobierno de Sánchez cuando, en
realidad, Abascal y los suyos la presentan contra Feijóo y para tener cierta
notoriedad y protagonismo electoral dentro del marco político del
centro-derecha. Es patética en su acepción de “despreciable por sus cualidades
negativas” y esperpéntica en su acepción de “grotesca, absurda y alejada de lo
convencional, el orden o la realidad”, por más que los grupos parlamentarios,
aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, busquen obtener supuestos
beneficios electorales de tan innecesaria moción a cuatro días de las obligadas
elecciones. En efecto, la moción de censura, que en España tiene un carácter
constructivo y, por tanto, requiere presentar una alternativa que, en caso de
triunfar, sustituya al Gobierno censurado en vez de la disolución de las Cortes
y la pertinente convocatoria de elecciones generales, carece de sentido
práctico si, como es el caso, se presenta en solitario por un grupo
parlamentario minoritario, como es Vox, y en pleno año electoral que casi hace
inviable, en el improbable caso de que triunfara, la conformación de un nuevo
Gobierno cuando prácticamente tocan ya elecciones locales, autonómicas y
generales de inmediato. Pero todavía es más patética y esperpéntica la moción
de censura si, como es el caso, la presenta el grupo parlamentario de extrema
derecha pero, para más recochineo, proponiendo como candidato alternativo al
Gobierno no a su jefe de filas, Abascal, que sí lo fue en su anterior fracasada
moción de 2020, sino a Ramón Tamames, prestigioso economista enmarcado
ideológicamente en las filas del Partido Comunista del que fuera cargo
destacado en su día, y que, ahora, a sus 89 años de edad, se presta a protagonizar
semejante mascarada, cuando incluso hace bien poco, el 3-10-17 tras el ilegal
referéndum del 1-O, propuso por carta al expresident catalán Artur Mas que
aprovechara “la gran ocasión” para conseguir un “nuevo estatus” de Cataluña
respecto a España bajo el nombre de “Nación Catalana” mientras el Rey, nuestro
Jefe de Estado, hacía su discurso en defensa del orden constitucional y del
Estado de Derecho atacado por el secesionismo. Ya ven, ni pies ni cabeza; una
absurda moción que Abascal se encargará de defender ante el Pleno del Congreso
sin tiempo límite antes de dar paso a Tamames, el pintoresco candidato
alternativo a la Presidencia, quien, al parecer, centrará su intervención en
exponer las razones que, a su juicio, evidencian la necesidad de un relevo en
el Palacio de la Moncloa. Un Tamames comunista y, por tanto, en las antípodas
ideológicas de Vox, que dice ahora que “Abascal me da libertad absoluta en el
discurso” y añade que “Vox no es un partido de ultraderecha; de fachas, nada,
de racistas, menos; si acaso podrían decirles nacionalistas españoles”. Sin comentarios,
pues, ya ven, la charlotada cómica parlamentaria está servida y podría incluso
servirnos de divertimento si no fuera por el caos político, social, económico,
institucional y territorial que estamos viviendo.
Pues
bien, así las cosas, mientras los expertos creen que una moción “inútil” como
ésta dará “oxígeno al Gobierno” (y Sánchez así lo piensa también), Vox hace
claramente un “uso partidista” para conseguir “visibilidad” a pesar de que no
tuviera recorrido en 2020 y de que ahora se plantea desde el primer momento
como una vía muerta o una estrategia para sacarle rentabilidad, cuando el
verdadero problema es que la moción de censura, siendo una herramienta
constitucional, se use para fines partidistas y que, por intereses de unos u
otros, le den apariencia de seriedad a semejante chapuza. No obstante, aunque
los grupos no se pongan de acuerdo para denunciar conjuntamente esta chapuza
parlamentaria, que es lo que debieran hacer, semejante mascarada genera dudas
en Vox que considera que “nos jugamos el crédito”, mientras el PP de Génova, su
verdadero contrincante político, sí pretende desactivarla con una imagen de
seriedad y sin imitar el anterior ataque personal de Casado a Abascal en la
anterior moción de censura, por lo que el Grupo Popular se abstendrá en esta
ocasión para no apoyar al “gobierno en llamas” ni al “circo”, al extremo de que
Feijóo ni siquiera irá al “show” estratégico, ninguneando la ocurrencia
interesada de Vox con su ausencia. Y por su parte Sánchez, mientras Yolanda
Díaz dice que “Sumar va a ser la gran sorpresa del año 2023”, se aferra como
líder global a intentar aislar a Podemos en el “ruido” e inaugura una nueva
fase de convivencia en la coalición de su Gobierno, mientras todo apunta a que
Batet, desde la Presidencia del Congreso, intentará retrasar al máximo el
debate de la moción de censura para aproximarla al 28M pues el Presidente
considera positivo que se debata lo más cerca posible de las locales y
autonómicas al ser una “bala” más que útil, propiciada por Vox, para “calentar”
la campaña electoral a favor de la izquierda, y como prueba de ello sus ministros socialistas ya
se han puesto en campaña: en un acto del PSOE en Jaén la ministra de Hacienda y
Vicesecretaria General del partido, en vez de denunciar la chapuza que pretende
Vox, acusa a Feijóo de “alimentar a la ultraderecha” y exige al PP que vote en
contra de la moción de censura de Vox y “no le de alas”, reprochándole que
quiera “aparentar moderación” y al mismo tiempo “alimente” a esa derecha
extrema que dice y sostiene lo que Feijóo no se atreve. Ya ven, cada quien a lo
suyo, pues el circo está servido no sólo en el Congreso sino también en la
calle, mientras desde Vox Espinosa de los Monteros le pone la guinda esquivando
lo de la “nación catalana” de Tamames ya que “puede atraer a más gente” y
añadiendo sobre el pintoresco candidato comunista de Vox que “cuanto más
alejado esté de las posturas del partido, más nos gusta”. En fin, como para
que, en vez de denunciar semejante burla, los grupos políticos, por intereses
electoralistas, pretendan darle visos de seriedad a esta chirigota, desviando
la atención sobre asuntos muy serios que afectan muy negativamente a la
ciudadanía y que requieren soluciones urgentes.
Así
las cosas, en plena conmoción política por la corrupción del “caso mediador” en
las filas socialistas o el escándalo por las rebajas de penas a violadores sexuales
a causa de la aplicación de la chapucera ley del “sólo sí es sí” y cuando el
CGPJ constata que ya van 646 rebajas y más de 60 excarcelaciones anticipadas,
la ministra Irene Motero, otra que tal baila, viene a admitir por fin que hay
que dar “respuesta” a su polémica ley asegurando que “con un solo caso” habría
que actuar…..¡y qué hace que no actúa en vez de decir que los jueces son fachas
y los culpables del fiasco de su ley! En fin, sin más comentarios. Entretanto
la inflación y la subida del Euribor hace casi imposible que las familias
puedan llegar a final de mes por su descomunal pérdida de poder adquisitivo,
pues el Gobierno ha perdido el control del IPC en el peor febrero en 45 años al
subir la inflación el mayor alza mensual desde 1978 y alcanzar el 6´1% (y la
subyacente el 7´7%, la tasa más elevada desde diciembre de 1986), mientras la
escalada del Euribor encarece este mes las hipotecas un 54% (una media de 7.000
euros anuales) y la factura de la luz se encarece un 33% (unos 65 euros de
media). No obstante, puede que con la chapucera moción de censura de Vox se
desvíe la atención durante algún tiempo y no se hable de estas cosas, para que
podamos seguir caminando de derrota en derrota hasta la victoria final.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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