lunes, 16 de diciembre de 2013

CHINA LLEGA A LA LUNA, ESPAÑA ESTÁ EN ELLA

                        En efecto, China se ha convertido en la tercera potencia que “pisa” la luna, no mediante el envío de alguno de sus habitantes, sino mediante un robot muy sofisticado que, sin lugar a dudas, nos aportará bastante información que, añadida a la que ya tenemos, pueda despejar el horizonte a los terrícolas por si tenemos que salir corriendo algún día de nuestro deteriorado planeta. Al fin y al cabo es el satélite más cercano que tenemos. No extraña pues que ante el potencial chino, el Gobierno español se esté planteando limitar la jurisdicción universal para frenar el proceso contra su régimen político, planteado en la Audiencia Nacional por genocidio. Tener conflictos con quien se perfila como la primera potencia mundial, si es que ya no lo  sé si la Argentina de Cristina Fernández, cuyos policías son los amos de sus calles, tan proclive a procesar a España y castigar los intereses españoles en su territorio, se dispondrá a recoger el testigo español contra China que deja España.
            Y, mientras China llega a la Luna, España está en la Luna. No porque se haya anticipado a los chinos, enviando un artefacto, sino porque, desde hace bastante tiempo está en la Luna y no se entera. Mientras en Alemania, con Merkel a un paso de obtener mayoría absoluta, se estrena un gobierno de coalición con el principal partido de la oposición, el SPD, para estabilizar con un casi total respaldo ciudadano los graves problemas (infinitamente menores que los nuestros) surgidos con la crisis; mientras Chile acaba de elegir ampliamente el regreso de Bachelet para intentar asumir el reto de la igualdad; mientras la propia UE estudia la unión bancaria como receta ante la crisis, para preservar la unidad del euro, y otros tantos ejemplos que podríamos seguir enunciando, en España somos incapaces de aprovechar la estabilidad política que tenemos con el gobierno de mayoría absoluta para afrontar con solidez los principales y graves retos que en todos los órdenes tiene planteados nuestro Estado. No extraña pues que ni en el más grave de los asuntos, el del independentismo, el mayor atentado contra la democracia después del 23-F, seamos capaces de actuar con absoluta contundencia. Es más, hasta algunos se escandalizan de obviedades como “la democracia española tiene todos los recursos para impedir la consulta”, dicha por Gallardón en respuesta a la chulería independentista de que “el Gobierno no podrá hacer nada”. Quienes piensan que un gobierno democrático, como es el caso, está incapacitado para afrontar la amenaza de destrucción del propio Estado desde una de sus columnas vertebrales como es la unidad territorial y la soberanía nacional, tiene un ramalazo fascista y totalitario sin parangón. No basta, aunque es fundamental, que los dirigentes de los partidos democráticos, manifiesten que están con el gobierno en tan trascendental asunto, se requiere además que, en vez de matizaciones más o menos sutiles, en cada una de estas chulerías hagan una piña con el gobierno, aunque sólo sea, mientras se combate la amenaza, para disuadir tentaciones de otros, como la del PNV que se dispone a negociar un nuevo marco político en sustitución del Estatuto de Guernica. Con tanto chalaneo no extraña que tras Cataluña y País Vasco, le siga Galicia, Valencia, Baleares…….y el resto de territorios que conforman el Estado Español. En fin un desmadre que sólo se entiende si los políticos españoles están en la Luna desde hace tiempo.
            Entretanto Mas, enredado ya en el censo, Junqueras a la suya, mientras entrambos se disputan alrededor del 50% de votos en Cataluña (24% y 20%, según las últimas encuestas), para imponer un independentismo que según ERC bastaría con un 26% de apoyos para implantarlo. No extraña que, desde otros lugares, como Murcia por ejemplo, su presidente diga que “los nacionalistas fomentan odio en Cataluña al estilo fascista”, especialmente si Artur Mas en su comparecencia en la televisión pública TV3 veta que se le pregunte por la crisis (galopante en Cataluña) y por la corrupción (radicada en buena parte en CDC, su propio partido) para sólo centrarse en el ilegal proceso soberanista pivotado por él mismo. ¿Es esto democracia? En el resto de países, desde luego, no. Y desde luego en ningún estado democrático cuyos gobernantes tengan los pies en la tierra y no en la luna.
            Para terminar es imprescindible mencionar un hecho trágico: la muerte de una pareja y una de sus hijas en Sevilla por supuesta intoxicación alimentaria. Al parecer, como otros miles de familias, la crisis económica les llevó a una situación desesperada que les obligaba a usar comida desechada. A buscarse la vida como pueden. Basta asomarse a los cubos de basura para constatar la vida indigna a la que este hipócrita “estado de bienestar” condena cada vez a más ciudadanos. Habían pedido ayuda a servicios sociales de la Junta en octubre, pero, al parecer, ésta tarda unos diez meses en dar respuesta. Una incoherencia intolerable si la petición de ayuda es extrema. Habían llamado a urgencias al sentirse indispuestos, pero falló el diagnóstico y, cuando regresaron, ya era demasiado tarde. En fin una serie de factores que endiabladamente encadenados han propiciado tan trágico desenlace. Pero si todo ello es intolerable, lo que es indecente, desde mi punto de vista, es aprovechar esta desgracia no para sentarse y buscar una solución urgente a tanta gente que, como esta familia, lo está pasando fatal, sino para tirarse los trastos a la cabeza de si el culpable es el Gobierno o la Junta, el PP o el PSOE, y, como en otros mucho casos, buscar ventaja política ante tamaña tragedia. No estaría de más que, unos y otros, al margen de ideologías, tomaran nota de las sabias palabras del Papa Francisco, para quien “el marxismo es una equivocación”, pero su mayor preocupación ahora es “el sufrimiento de niños inocentes” y “la tragedia del hombre en el mundo”, exhortando a dar de comer a los que más lo necesitan. Sabias palabras, pues, en efecto, la primera ideología humana es la de cubrir las necesidades básicas de los hombres. Las demás son accesorias. Sobre todo cuando miles de toneladas de comida se tiran a la basura, demostrando que mientras unos se mueren de hambre, otros se mueren de colesterol.


Jorge Cremades Sena

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