sábado, 27 de diciembre de 2014

EL AÑO DEL DESPEGUE

                        Dice Rajoy que “2015 será el año del despegue” pero que “hay que seguir en guardia”; y añade que el “despegue definitivo” queda condicionado a la estabilidad de PP y PSOE y que cuando falla la alternancia llega el “retroceso y la pérdida del bienestar”. De un lado ojala que acierte en el pronóstico, pues sería lo mejor que podía suceder a España y, por supuesto, al resto de Europa; no hay que olvidar que en buena parte el citado despegue dependerá de la evolución económica no sólo europea sino internacional en un contexto de economía globalizada. De otro lado, compartir en términos generales buena parte del resto de su discurso, teniendo en cuenta que si se baja la guardia cualquier logro puede volver a estropearse, lo que, sin lugar a dudas supondría un retroceso, no tanto para la “pérdida del bienestar”, bastante deteriorado en estos años, sino para la recuperación del mismo si es que alguna vez disfrutamos de él de forma consolidada y no se trató, simplemente, de un simulacro. Asimismo, es obvio que la alternancia política es una garantía para todo sistema democrático y, por supuesto, para el nuestro; también es obvio que la inestabilidad política es un factor de riesgo evidente, por más que algunos se alegren de finiquitar un bipartidismo que, con todos los errores y deficiencias (nada hay perfecto), nos ha asegurado más de tres décadas de libertad, paz y prosperidad, sin precedentes en nuestra historia. Por tanto, sin que sea obviamente lo más deseable (lo ideal sería una sólida alternancia), nada que objetar a que Rajoy no descarte, en caso de necesidad, gobernar con el PSOE para evitar la inestabilidad política en momentos tan delicados, ya que cualquier gobernante, debe tener como prioridad que los intereses generales estén siempre muy por encima de los particulares y lo más prioritario es siempre la gobernabilidad del Estado; lo mezquino es apostar egoístamente por el caos y el desgobierno si esa fuera la opción. Dice además el Presidente que “hemos pasado lo peor” (es probable), mientras amplía tres meses la tarifa plana para los contratos fijos; dice que optará a un segundo mandato y que no habrá adelanto electoral, aunque no responde a la oferta de Aguirre como candidata a la Alcaldía de Madrid. Todo previsible y, por tanto, nada sorprendente. Como tampoco sorprende que, a estas alturas de la legislatura, confíe en la economía como su principal baza electoral.
            Por su parte Sánchez, el líder de la oposición, acusa a Rajoy de exagerar sobre la fortaleza de la recuperación, probablemente con toda razón, y, seguramente carece de ella cuando añade que el Gobierno “entorpece la recuperación”, porque ésta “no ha llegado a la clase media”. Es público y notorio que la recuperación no es tarea fácil… que le pregunten a franceses o italianos. ¿Qué haría Sánchez en caso de que fuera él quien gobernara? Aunque lo preocupante es que el líder socialista haya manifestado por activa y pasiva que no pactaría con el PP, desdeñando el ejemplo de Alemania por mera responsabilidad política entre la derecha y la izquierda democráticas. ¿Y si se derrumbara como alternativa inmediata el PSOE? Esa es la cuestión preocupante. ¿Y si Podemos le ganara en escaños como segunda fuerza política? En fin, todo está por ver. Lo cierto es que, de momento, el partido de Pablo Iglesias sigue ascendiendo y en el País Vasco sería ya la segunda fuerza por delante de PSE y de Bildu, generando gran preocupación en la izquierda abertzale y en todo el espectro político español. De ahí la importancia de que, lo antes posible, todos los partidos, incluido Podemos, expongan con meridiana claridad cuáles van a ser sus políticas para que los votantes tengamos suficientes elementos de juicio y no errar en nuestra opción electoral o, al menos, hacerlo de forma consciente. Tenemos derecho a equivocarnos, pero no a que nadie nos confunda. Y menos aún cuando el momento histórico actual es crucial para nuestro futuro. Sólo basta recordar cómo estábamos no hace demasiado tiempo.
            Por lo que respecta a otros asuntos, destacar que el día de Navidad han sido rescatados nada menos que 1.300 inmigrantes en aguas del Mediterráneo cerca de Italia (el drama de la inmigración que no cesa), que la familia Urdangarín hace piña con Iñaki y Cristina y resisten la presión social como único refugio de la pareja (algo lógico desde el punto de vista familiar), y que el consorcio español que construye el AVE a La Meca culpa a empresas chinas del retraso y cambia de gestor (un intento de calmar los ánimos de los gobernantes de Arabia Saudí, hartos de demasiados incumplimientos que en nada favorecen el prestigio de nuestras empresas en el exterior). Además, el Tribunal Supremo libra de la cárcel a Sánchez Gordillo y sólo le impone el pago de 1.200 euros por ocupar Las Turquillas, al no observar delito de desobediencia pese a ignorar a la Guardia Civil durante más de medio mes; entretanto, algunos presentan este país como represor y Estado policial (sin comentarios).
            En cuanto al exterior se refiere, mientras los radicalismos aprovechan las nuevas tecnologías para silenciar las críticas, convirtiéndolas en el último enemigo de la libertad de expresión, Rusia recupera a EEUU y la OTAN como sus principales amenazas, siendo ésta la primera doctrina militar de Putin tras la crisis en Ucrania, toda una nueva reedición de la guerra fría en pleno siglo XXI.

                                   Jorge Cremades Sena

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