sábado, 20 de diciembre de 2014

REVUELO POR LA DIMISIÓN DEL FISCAL GENERAL

                        Como se intuía, el desenlace de la reflexión de Torres-Dulce, el Fiscal General del Estado, sobre su futuro, anunciada por él mismo, ha sido su dimisión del cargo. Y, como se esperaba, tras la confirmación de dicha dimisión, se ha desatado un revuelo político, otro más, bien alimentado en uno u otro sentido por tertulianos de piñón fijo quienes casi no tienen reparos en incurrir en incoherencias manifiestas, pues algunos, que califican ahora al dimisionario fiscal como paradigma de independencia, en el momento de su nombramiento lo tildaron como obediente y sumiso a las directrices del gobierno que le nombró (tal como establece la ley), es decir de Mariano Rajoy. Como ambas cosas carecen de sentido, salvo que Torres-Dulce haya sufrido una metamorfosis mastodóntica (ya casi habitual en los últimos fiscales nombrados por los distintos gobiernos anteriores), que cada cual saque sus propias conclusiones sobre esta dimisión, aunque la mejor de ellas sería, a mi juicio, mayor atención a los criterios objetivos del nombramiento para desvincularlo de la exclusiva decisión del Gobierno, sea el que sea. En fin, que Torres-Dulce se va, según él, “por razones personales” (para muchos la fórmula estética al uso) y, según buena parte de la oposición, por presiones y tras un prolongado acoso del Gobierno, cuyo Presidente, el señor Rajoy, desmiente rotundamente. Lo cierto es que el Fiscal General deja su cargo sin esperar a que los jueces imputen a Mas y a pocos días de que se reúna el TSJ de Catalunya al efecto. La falta de sintonía con el Gobierno culmina así con la marcha del Fiscal, para cuya sustitución el Gobierno propone ahora a Consuelo Madrigal, de claro perfil técnico y que votó a favor de la querella contra Mas, la cual será la primera mujer a cargo de la Fiscalía General, justo en un año marcado por importantes procesos. Entretanto, toda la oposición se hace eco en resaltar el independentismo de Torres-Dulce, que antes negaba, y en que su marcha golpea la credibilidad de Rajoy. Nunca es inoportuno, por lo visto, intentar sacar ventaja política de todos y cada uno de los acontecimientos. Todos lo hacen. Y, para que no falte de nada, el Tribunal Supremo, además, denuncia presiones por la liberación de etarras, pidiendo la Sala de lo Penal que se actúe ante las críticas del Ministro de Interior en un insólito escrito. Otro revuelo político a la vista.
            Y hablando del Supremo y de revuelos políticos, mientras que el primero da un varapalo a la reforma laboral, sentenciando que los convenios no caducarán y seguirán vigentes tras la caducidad de las prórrogas que se les concedieron, un hecho insólito provoca otro revuelo político, en este caso, pintoresco. Resulta que un hombre empotra su coche, cargado de explosivos de fabricación casera, en la sede nacional del PP en la calle Génova de Madrid. En un principio se difunde que se trata de un empresario que, arruinado por las políticas de Rajoy, acomete dicho atentado y, ante la noticia, buena parte de la oposición, especialmente desde el PSOE y desde Podemos, ¡qué casualidad!, se tiran en marcha atacando al Gobierno y, de alguna forma, si no justificando, al menos entendiendo, semejante conducta. Ya se sabe, la estrategia absurda de la “leña al mono” que, algunas veces al menos, pone a cada uno en su sitio. Pero finalmente resulta que el protagonista de esta conducta, que debiera haber sido condenable sin paliativos por todo el mundo, es Daniel Pérez Berlanga, con antecedentes psiquiátricos y conocido en su patria chica como “el loco del pueblo”, quien, al no estallar el explosivo colocado y quedar él atrapado dentro del coche, advierte a la policía “sacadme de aquí, que esto puede explotar en hora y media” y, al final, declara que, con acción, iba “contra toda la clase política”. No sabemos si en esa “toda la clase política” están incluidos quienes se autodeclaran anti-casta o sólo se incluye la casta. Pero intuimos, tras este curioso episodio, que no estaría de más que algunos políticos se dieran de vez en cuando alguna vuelta por el psiquiatra. Teniendo en cuenta que el forense dice que el “pequeño Nicolás” no es consciente de su “ideación delirante”, convendría revisar cuantos otros padecen semejante distorsión mental.
            Por otro lado, mientras, tras sentar Ruz en el banquillo a la “guardia pretoriana” de Pujol por sus cuentas en paraísos fiscales, se sabe que los exdirigentes de CiU, Alavedra y Prenafeta, se embolsaron 21 millones, una encuesta de la propia Generalitat pone patas arriba el mundo independentista catalán. Según ella la independencia sería rechazada en las urnas y el “no” al soberanismo ganaría por primera vez desde 2012, en este tipo de sondeos, apuntando a un retroceso de nueve puntos después del chabacano experimento del 9-N. Asimismo, CiU y ERC empatarían si ahora se celebrases elecciones autonómicas, con lo que no extraña que ERC pida a Mas elecciones ya ante este enfriamiento del independentismo, al extremo de que Junqueras le advierte que no debe “escaparse un voto más”. Por su parte, Yolanda Barcina, la Presidenta de Navarra, manifiesta que “aceptaría un pacto fiscal para Cataluña si es consensuado y si su estatuto avala la unidad de España”. Y, de momento, Podemos se dispara en Cataluña y en el País Vasco, siendo hoy por hoy la primera fuerza política en intención de voto en unas generales.
            En cuanto a otros asuntos, España logra la financiación más barata de su historia (excelente noticia, sin duda); Hacienda reclama a Sabina cuatro millones y le embarga cautelarmente el 86% de una sociedad con varios inmuebles, en tanto que el cantante anuncia su intención de pleitear (otro caso más de choriceo); decenas de detenidos en Galicia y prisión sin fianza para los tres presuntos asesinos de “Jimmy” (contundencia contra la violencia); y, los especialistas acusan a Sanidad de poner en riesgo a los enfermos de hepatitis C, ante las dificultades de acceder a los nuevos y caros fármacos contra el virus (intolerable, sin duda alguna).
            Y, fuera de España, prosigue el asunto del acuerdo Obama-Castro, sobre el cual los cubanos creen ver el inicio de un giro mayor, los exiliados en Miami con escasas protestas tienen cierta confusión, mientras hay oposición de los dos partidos en el Congreso en Washington. Encauzar las diferentes perspectivas de unos y otros sobre tan importante asunto no es tarea fácil. Los republicanos exigen cambios en Cuba para respaldar a Obama, en tanto que los opositores creen que Raúl Castro no abrirá su régimen. Obama dice que “EEUU tiene que estar en Cuba para influir cuando llegue el cambio”. Al final, el pacto pende de un hilo. Y, como si Obama no tuviera suficiente trabajo con este asunto, Hollyvood se subleva contra la autocensura de Sony por el miedo a los “hackers”, mientras Obama promete una respuesta al ciberataque de Corea del Norte contra Sony, avisando a Pyongyang: “No permitiremos que un dictador imponga censura a EEUU”. Una auténtica declaración de intenciones.

                                   Jorge Cremades Sena

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