martes, 28 de octubre de 2014

“OPERACIÓN PÚNICA”, MÁS INDIGNACIÓN

                        Para mayor asombro de todos los españoles, como si no tuvieran ya bastante, la Guardia Civil pone en marcha la conocida como “operación Púnica”, para esclarecer una extensa red delictiva creada, una vez más, por políticos y empresarios corruptos, al extremo de contar con 51 imputados, entre ellos seis alcaldes y otros altos cargos en cuatro distintas Comunidades Autónomas. En definitiva, se investigan negocios ilícitos por 250 millones en los dos últimos años, en los que los acusados, al parecer, cobraban comisiones del 3%, destacando entre ellos los alcaldes populares de Valdemoro, Collado Villalba, Torrejón de Velasco y Casarrubuelos, el alcalde socialista de Parla y el independiente de Serranillos, así como Francisco Granados, ex Secretario General del PP en Madrid, y el Presidente de la Diputación de León. Tanto el PP como el PSOE anuncian la suspensión inmediata de militancia de los implicados en el caso. Ya era hora, aunque no estaría de más que lo hicieran de forma tajante con todos los demás que están implicados o bajo sospecha en otros tantos casos de corrupción anteriores. Entre todos estos presuntos chorizos destaca Paco Granados que, tras pasearse por todas las teles dándonos lecciones de moral, ética y honradez, tenía dos cuentas en Suiza, una, que finalmente tuvo que reconocer públicamente, para ocultar sus ganancias en Bolsa y la otra, que siempre ocultó, compartida con su amigo el empresario Marjaliza, también imputado en el caso, para esconder las comisiones citadas, al extremo de que fue precisamente Suiza quien alertó de que Granados era cliente de alto riesgo por blanqueo, siendo claves en la investigación los “pinchazos” telefónicos por los que se conoce incluso que un guardia civil, también detenido ahora, incluso le avisó diciéndole: “Paco, te están siguiendo”. No basta que la popular Esperanza Aguirre diga respecto a Granados que tiene “un sentimiento de profunda vergüenza” por confiar en él, o que Tomás Gómez, respecto al alcalde de Parla, exprese su “desolación” al considerarlo como a un hermano, pues no es cuestión de sentimientos, sino de soluciones para evitar el asco repugnante que este tipo de conductas está provocando en todos los ciudadanos honrados. Y ellos, como dirigentes políticos, junto a sus jefes respectivos Rajoy y Sánchez, pueden al menos intentarlo de forma clara, concreta y precisa. Todo lo demás, sobra.
            Es tal la indignación que provoca este último escándalo político que eclipsa otros de no menor importancia. El Diario El Mundo, ante la amenaza de ayer por parte del Alcalde de Barcelona Xavier Trías de interponerle una querella por haber publicado la existencia de su cuenta en Suiza, que desmiente rotundamente, no sólo insiste en la veracidad de la misma sino que además aporta con pelos y señales todo lo relativo a la misma, como el número de la cuenta en Suiza y el saldo exacto de la misma, incluidos hasta los céntimos, que fue transferido a Andorra en febrero de 2013. Trías insiste en la querella, negando tener cuentas en el extranjero mientras el diario mantiene todo lo contrario. Alguien miente obviamente y, al margen de los hechos, alguien tendrá que pagar por ello con creces. En todo caso, siempre le queda a Trías el recurso de proceder como el arquitecto Santiago Calatrava que, teniendo que comparecer en el juzgado de Castellón que indaga por qué la Generalitat Valenciana le abonó 2´7 millones por un proyecto que ni se ha ejecutado, dice: “hay una campaña de descrédito contra mí con fines electorales”. Y se queda tan pancho añadiendo “no soy arquitecto de ningún partido”… Trías, en todo caso, no puede llegar a tanto, es alcalde de la segunda ciudad de España y pertenece a CiU.
            Y mientras Pablo Iglesia se impone en Podemos con el 80% de los votos y el 40% de abstención, el Gobierno de Rajoy inicia el proceso para impugnar el simulacro del 9-N con la petición de un informe urgente al Consejo de Estado, provocando las iras de Artur Mas y sus colegas. Entretanto la enfermera Teresa Romero dice ahora que avisó “en el centro de salud de que había cuidado a los misioneros” y rechaza haberse tocado con un guante, mientras su marido asegura que “el contagio ha sido una historia de errores”. Como en el asunto entre Trías y El Mundo, en este asunto del ébola urge clarificar las informaciones contradictorias… pues, obviamente, alguien miente.
            Entretanto, mientras los mercados de Brasil castigan la reelección de Dilma Rousseff como Presidenta (pues todo seguirá igual), Francia cede ante Bruselas y anuncia un recorte adicional del presupuesto, aunque, pese al ajuste de 3.600 millones de euros, incumplirá su objetivo de déficit.

                                               Jorge Cremades Sena

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