sábado, 2 de abril de 2016

RIESGOS DE LA INCERTIDUMBRE POLÍTICA



                        Ni tanto ni tan calvo. Ni se trata de alarmismos innecesarios porque tengamos un gobierno en funciones y hablemos de vacío de poder (afortunadamente el presupuesto para 2016 se aprobó antes de disolver las Cortes, aunque en medio de una crítica generalizada de toda la oposición), ni de aparentar que, pasando ya más de tres meses del 20-D, la incertidumbre de la gobernabilidad es una buena situación para los intereses de España ni a nivel interno ni a nivel exterior. Es obvio que no podemos estar “sine die” sin que nuestros políticos se pongan de acuerdo a la hora de elegir un gobierno, siendo alarmante, eso sí, que en caso de nuevas elecciones, cuyos plazos están tasados, el resultado abocara a una situación similar a la actual. Por tanto, es la incertidumbre actual y futura la que genera serios riesgos ante la posibilidad no ya de nuevas elecciones sino a sus resultados o ante la posibilidad de evitarlas mediante un gobierno inestable de conveniencias partidarias que sea incapaz de afrontar con responsabilidad las exigencias de una economía globalizada dentro del inestable mundo de la UE. Este es el verdadero riesgo. Y en ese sentido el Banco de España advierte de la situación, revisando a la baja por primera vez en tres años la previsión de crecimiento económico (en este caso para 2016 y 2017) y urgiendo al Gobierno que resulte de la necesidad de ajustes y reformas estructurales que, obviamente, un gobierno en funciones tiene poca capacidad para afrontarlas. En definitiva un cierto frenazo económico, ya que, aunque S&P mantiene todavía la nota a la economía española, coincide con el Banco de España en que el nuevo Ejecutivo deberá, sí o sí, mantener las reformas, a lo que no está de acuerdo el previsible Gobierno de la “sopa de letras” que busca Pedro Sánchez. Esto es lo que a nivel económico genera riesgos innecesarios. Y, obviamente, no riesgos, pero sí oportunidades en política exterior, como, por ejemplo la visita oficial de Obama a nuestro país que tenía prevista para julio y que queda aplazada, condicionada a que haya definitivamente un Gobierno en España, pues tal como dice Margallo “está deseando venir”, lo que a nivel de imagen sería bueno e interesante por la proyección internacional que semejante evento supone.
            Y todo ello cuando, a pesar de la fragmentación política resultante de las elecciones y las múltiples interpretaciones interesadas que hagan unos u otros, los expertos y los números apuntan a que lo deseable para los intereses de España sería un gobierno de coalición PP-PSOE (y que se sume quien quiera), primero y segundo partido en apoyo electoral, para, en una legislatura corta no necesariamente agotada, consolidar un proyecto de mínimos pactado sobre los cuatro o cinco asuntos de extrema gravedad que España debe afrontar urgentemente y que está en la mente de todos. “Es inaudito que Sánchez no se haya reunido con Rajoy” dice el socialista Fernández-Vara, presidente de Extremadura, con toda la razón del mundo, mientras su Jefe, Pedro Sánchez, empeñado en el gobierno de la “sopa de letras”, se dispone a anunciar en el Comité Federal que, como ya hiciera en el anterior, consultará a las bases del partido cualquier cambio en la política de pactos tras las últimas negociaciones con Iglesias y compañía. En fin, un PSOE asambleario y radicalizado que, tristemente, nada tiene que ver con aquel PSOE en que muchos de nosotros militamos y dedicamos todo nuestro esfuerzo en consolidar en épocas muy, pero que muy, preocupantes para España y en situaciones muchísimo más difíciles que las que atravesamos hoy. Este es el gran riesgo que estamos viviendo, el peligro de desaparición de una opción socialdemócrata en España homologable con la existente en el resto de países europeos, sin que los líderes socialistas españoles, ni sus militantes, hagan nada para evitarlo. ¿Dónde va el PSOE mezclado con opciones comunistas, independentistas de izquierdas y derechas, populismos antisistema y nacionalismos trasnochados? Eso es lo que a mi juicio, y a juicio de muchos viejos socialistas, debieran preguntarse en el Comité Federal.
            En fin, pasando a asuntos del exterior, cabe citar que los grandes países intentan un pacto para frenar al ISIS, buscando evitar que se haga con armamento nuclear por lo que medio centenar de ellos se unen para evitarlo en una cumbre de Seguridad Nuclear, mientras los expertos reconocen que Corea del Norte, el paraíso comunista del “gran líder” Kim Jong-un, ya tiene capacidad para instalar en los misiles bombas atómicas en miniatura. Por su parte EEUU hará público su arsenal nuclear. Y digo yo ¿no sería lo correcto acabar con semejante armamento de una vez por todas? Perdón, amigos; estoy soñando.
Jorge Cremades Sena

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