sábado, 31 de mayo de 2014

LA PEOR SOLUCIÓN

                        Por fin el Ayuntamiento de Barcelona decide zanjar el problema de la violencia en sus calles. Lamentablemente opta por la peor de las soluciones, rendirse ante los violentos. Ya en su día otro alcalde se sometió a las órdenes de los violentos por el ya famoso asunto de Gamonal, aunque, curiosamente, el PP, partido al que pertenecía el citado alcalde, ha ganado de nuevo las europeas hace sólo unos días. ¿Era la voz del pueblo a la que se rindió? Si es así ¿por qué gana ahora las elecciones su partido? Sin entrar en las razones de unos u otros para hacer una protesta amplia en la calle, que puede o no estar más que justificada, jamás puede avalar la toma de las calles de Barcelona o de cualquier otro lugar para sembrarla de pánico ante la mayoría de los ciudadanos indefensos que aspiran simplemente a vivir en paz. Menos si ante quien tiene la legitimidad  democrática de usar la violencia, las fuerzas de orden público, responden usando ilegítimamente la fuerza y la violencia. Rendirse ante ellos es sencillamente cargarse la democracia. Si la institución competente, por la razón que sea, decide ejecutar un determinado proyecto para el que está autorizado, sin un previo estudio del impacto ciudadano, podrá negociar a posteriori su paralización o no tras pactarlo con los que se oponen al mismo, pero jamás si éstos quieren imponerle el criterio por la fuerza. Ni me importa si, como dice algún medio, el portavoz de los “okupas” a los que se rinde Trias ha sido ya juzgado o no por la Audiencia Nacional por el asedio al Parlament y ahora haga ruedas de prensa con nombre falso, aunque simplemente fuera una hermanita de la caridad, rendirse ante su violencia es un error garrafal de impredecibles consecuencias. Una vez más digo que luego nos quejamos de todo lo que pasa.  
            Espero que no tengamos que quejarnos de las decisiones que tomen ahora tanto el PP como el PSOE. No sólo de las decisiones internas sobre sus respectivos partidos, sino en asuntos urgentes como puede ser el asunto catalán. Al parecer, miembros del Gobierno apuestan ahora por una reforma constitucional, siempre que se haga mediante un pacto con el PSOE (no podría ser de otra forma), cuando éste resuelva su problema de liderazgo, formando un gran consenso al respecto. Nadie con dos dedos de frente debiera oponerse a tal iniciativa para dar un nuevo impulso político y resolver el problema de Cataluña. Ni las constituciones, ni la legalidad vigente es inmutable. Ahora bien, si todo ello es, como en el caso anterior, para rendirse a la violencia de elementos totalitarios que están dispuestos a imponer sus criterios ilegales sí o sí, se estará cometiendo un inmenso atentado contra la democracia establecida. Me pongo a temblar cuando el presidente de la CEOE, Juan Rossell, dice respaldar este cambio constitucional “para que no haya vencedores y vencidos”. ¿Se está refiriendo al desafío ilegal de Artur Mas? Cuando no hay enemigos no se puede hablar de vencedores o vencidos, sino simplemente de gobernantes que representan al Estado de forma torticera incumpliendo la legalidad que le legitimó su poder simplemente porque no le interesa. Como mínimo dicho personaje debiera pagar, pidiendo disculpas al menos, su manifiesto déficit democrático. Quien actúe simplemente con el objetivo de no molestar a su intransigencia se está equivocando peligrosamente.
Otros miembros del PP, que no del Gobierno, como Esperanza Aguirre, intentan diseñar una estrategia para dar ideas a Rajoy tras el revés electoral. La cuestión interna, que tanto preocupa al PSOE, no debiera pasar desapercibida al PP si ambos quieren evitar males futuros peores. Una cumbre de líderes provinciales el martes en Génova intenta diseñar ya las municipales y valorar las estrategias, aunque algunos, como Santamaría, se limite a responder a las críticas sobre la deficiente comunicación del Gobierno que “nuestros esfuerzos están en sacar a este país de la crisis”. Yo añadiría que falta explicársela bien a los ciudadanos y recoger ampliamente sus principales inquietudes. En fin, allá cada cual con lo suyo.
            Y con lo suyo anda Pablo Iglesias al revelar que Podemos renunciará a una subvención de 1´3 millones de euros, que añadido a la rebaja de sus sueldos como europarlamentarios hasta el tope de tres veces el salario mínimo (unos 2.000 euros), suponen dos medidas muy populares que, incluso quienes no creemos en su proyecto populista, podríamos suscribir sin problemas al tratarse de medidas totalmente factibles. En fin, que vaya tomando nota el resto de partidos y, en todo caso, que expliquen por qué no se suman a tan curiosa iniciativa.
            En otros asuntos, mientras Google pone en marcha el derecho al olvido, mediante un formulario para solicitar el borrado de enlaces, el presidente de Telefónica asegura que el paro bajará al 14% en cuatro años. ¡Ojala que así sea! Lo que no mejora es la situación en Melilla, donde cae una red española que enviaba yihadistas a Mali, mientras, al margen de las avalanchas periódicas de inmigrantes, se conoce que más de 1.500 sirios han entrado entre Melilla y Ceuta desde octubre pero comprando documentos marroquíes falsos, por el módico precio de 500 euros por pasaporte. Una verdadera tragedia provocada por demasiados sinvergüenzas sin escrúpulos.
            Es obvio que el modelo democrático español necesita pasar por la ITV. Al final, al margen de ideologías de izquierdas o derechas, de ocurrencias y despropósitos, de chorizos de marcas varias y de incompetencias manifiestas, los pueblos tienen lo que se merecen. No en vano dice Matteo Renzi, primer ministro italiano, que “Alemania no es el enemigo, es un modelo” pues, evidentemente, al margen de quien gobierne en Alemania, allí no suceden todas estas cosas que pasan en España y también en Italia.  

                                               Jorge Cremades Sena

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