viernes, 9 de enero de 2015

MOVILIZACIÓN ANTITERRORISTA

                        Mientras que en España el Ministerio de Interior refuerza el control a unos 100 islamistas, a los que la Policía somete a una férrea vigilancia desde el cruel atentado en París, Francia moviliza a casi 90.000 policías para impedir que consigan salir del país los yihadistas que atentaron contra el semanario “Charlie Hebdo”. Por otra parte, la muerte ayer en otra zona de París de una agente municipal añade más confusión y tensión al atentado terrorista, sospechándose que pudiera tener alguna relación con el mismo. Nada es descartable. En todo caso, los terroristas están acorralados en el norte de París, donde la policía francesa les pisa los talones, mientras el mundo se moviliza apoyando a las víctimas y a la libertad con el slogan de “Todos somos Charlie”, que obviamente no está exento de razón. Conmoción generalizada, especialmente en Francia, y duelo en París, así como actos de solidaridad en muchos países, es la tónica general en estos momentos trágicos, en tanto que la UE prepara un refuerzo de la seguridad aérea. Cualquier precaución preventiva es poca y, en todo caso, mejor errar por exceso que por defecto. Además se prepara para el domingo un gran acto de repulsa, del que, curiosamente, sólo queda al margen el Frente Nacional, que pide a Hollande que se suspenda el acuerdo de Schengen. Y, curiosamente, Bildu impide que el Parlamento vasco condene el atentado, mientras las Fuerzas de Seguridad en España solicitan al Gobierno un aumento de los fondos reservados. Por su parte, la Fiscalía española carga contra la Audiencia por excarcelar a etarras “sin base legal”, en tanto que media para que Marruecos colabore con París contra el terrorismo y se reanuden las relaciones al efecto rotas hace poco tiempo. Es obvio que, tanto a nivel internacional como a nivel interno, los diferentes Estados democráticos deben hacer un mayor y más eficaz esfuerzo contra la amenaza terrorista mundial, de la que se tiene la sensación de que sólo nos acordamos cuando arremete directamente contra alguno de nosotros.
            En cuanto a temas económico-políticos se refiere, Piketty, el economista francés de moda entre la izquierda europea, advierte que “es un error afirmar que lo peor de la crisis ha pasado ya” al mantener que mientras no se refunde el euro se corre el riesgo de recaídas. No hace falta ir a Salamanca para decir semejantes obviedades, a las que se podría añadir que incluso con la refundación del euro nadie pude librarnos de recaída alguna en una economía tan globalizada. Pero en fin, el gurú se permite pontificar así elevando para sus creyentes sus conclusiones a la categoría de dogmas de fe, como cuando pide “no rechazar a partidos como Podemos” sino “atraerlos a la buena dirección”. Sólo le queda aclararnos en qué consiste esa “refundación” del euro inexpugnable y esa “buena dirección” de los partidos antisistema. En todo caso qué quiere decir con eso de “no rechazar a partidos como Podemos”, que yo sepa, en democracia todos los partidos son rechazados por unos y aplaudidos por otros, lo que nos llevaría a preguntarle que, según él, qué partidos políticos debieran ser rechazados. No sabemos si en esa “buena dirección” que reclama Piketti, rechaza o avala, no al partido en cuestión, sino que el director del programa de Pablo Iglesias haya sido imputado por equiparar al PP con ETA, tal como ha sucedido.
            Por cierto, hablando de imputaciones y de tribunales, el Tribunal Superior de Justicia catalán cree que Artur Mas, otro que tal baila, pudo cometer desobediencia al Tribunal Constitucional convocando la farsa, mascarada o pseudoconsulta (llámenlo como prefieran) del 9-N, por lo que admite la querella de la Fiscalía contra él y le llamará a declarar. Menos mal que lo que es meridianamente claro para cualquier mortal, parece también claro, aunque con la categoría de indicios (mientras no se demuestre lo contrario), para la Justicia. Ya es más complicado que la Justicia llegue a considerar que dicha desobediencia fue hecha hasta con chulería, como vieron todos los mortales, pues me temo que, en estos casos, la chulería no cuenta.
            Entretanto el Banco de Santander refuerza su capital para crecer, captando 7.500 millones y pagando menores dividendos, aunque en efectivo, al menos en parte, con lo que pretende reforzar su solvencia y financiar su crecimiento.

                                   Jorge Cremades Sena

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